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Calma en el ojo del huracán

¿Por qué hay calma dentro del ojo del huracán?

En el momento en que durante un huracán se produce el cese de la lluvia y el viento y el cielo se despeja, es cuando más cuidado se debe tener, puesto que se trata de unas escasas horas de tranquilidad. Se trata de una falsa calma que permite al fenómeno natural cobrar una mayor fuerza y retornar con mayor ferocidad a destruir todo lo que se interponga a su paso, ya sea vidas humanas, naturaleza o casas.

 

¿Por qué hay calma por unas horas?

 

Un ejemplo de la falsa calma que comentamos ocurrió en Bahamas, hace dos años. El huracán Dorian burló a múltiples ciudadanos que pensaron que había desaparecido de la nada. Los residentes de las islas Ábaco y Gran Bahama salieron de sus hogares para fotografiar todos los destrozos que había causado este desastre natural, pero las autoridades alertaron inmediatamente por el inminente peligro que había e instaron a los ciudadanos a que guardasen refugio.

 

En efecto, la calma duró solo escasas horas y las intensas lluvias acompañadas de vientos de infarto volvieron a adueñarse de la región causando graves pérdidas. Hay que tener en cuenta que los huracanes se generan a partir de centros de bajas presiones atmosféricas en aguas cálidas, de los que comienzan a circular fuertes corrientes de aire. De tal forma, que en el momento en que el agua se calienta, el aire permite que se eleve y se formen remolinos para así rellenar la baja presión.

 

Como consecuencia, el aire y la intensidad del agua provocan una especie de vacío que es lo que se denomina como el ojo del huracán por su forma circular. En ciertas ocasiones, se suelen calmar alrededor de unas horas por la combinación existente de la alta temperatura con el aire caliente. Así, el agua evaporada es arrastrada hacia arriba originando un aire seco, incapaz de condensarse y por ello, no crea nubes.

 

A pesar de que los avances tecnológicos en meteorología permiten esclarecer dónde se halla el ojo en tiempo real, hay ciertas señales que permiten detectar si nos encontramos en el centro del huracán. La primera de ellas es que la presión atmosférica cae abruptamente en el área, la segunda es que la temperatura sea hasta 10ºC mayor a la del medioambiente y la última, si llega la calma, es posible que nos encontremos justo en el ojo.

 

A modo de resumen, durante la fase del ojo, el huracán se debilita durante un período de tiempo breve, pero la tormenta vuelve a mantener la intensidad que tenía o bien, gana más fuerza. Recordemos también lo que ocurrió en el año 1992 con el huracán Andrew antes de tocar tierra en Miami. Sin duda, se convirtió en uno de los fenómenos naturales más devastadores que han impactado a los Estados Unidos durante el Siglo XX.

 

Así, si nos hallamos desafortunadamente ante un huracán, deberemos protegernos en un lugar seguro y bajo ningún concepto, salir a la calle ante la aparente calma. Las consecuencias, podrían ser fatales.

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